Recuerdo perfectamente un capítulo de El segundo sexo en el que Simone de Beauvoir dice, básicamente, que las mujeres vivimos el amor de una forma completamente distinta a los hombres. Para ellos es un aspecto más de su vida, un éxito como también podría ser un ascenso en el trabajo, mientras que para nosotras lo es todo, y esto se debe a cómo se nos ha educado. Se debe a que a nosotras se nos enseña que el amor es el objetivo final de nuestra vida, casarnos, tener hijos; y a los hombres se les enseña que el amor es algo más que conseguir, una mujer que les espere en casa y les proporcione descendencia.
Llevo 63 páginas de Tú no eres como otras madres y no puedo parar de pensar en ese capítulo, y las razones son evidentes:
«Fue para ambos el primer amor, y si bien caló hondo en Fritz, el suyo no podía compararse con el de Else. Era típicamente masculino: exigente, celoso, egoísta, susceptible, dominado por el instinto y a menudo intolerante. Para Else, en cambio, aún atrapada en la trampa del amor, la tutela y los principios maternos, significaba la satisfacción de su vida.»
Él le enseña el mundo del arte, la música, la literatura, una vida completamente distinta a la que le ofrecían sus padres y una vida de la que estaba alejada simplemente por ser mujer, ya que no se correspondía con el destino que le tocaba y que la obligaba a encontrar un buen partido, económica y moralmente hablando, como marido y criar varios hijos.
Pero la trampa del amor sigue ahí. Y sé que esto no va a ser un relato bello en el que el matrimonio es feliz para siempre: eso casi nunca existe. Y si estás educada en la creencia de que eres un ser inferior, y vives en un mundo que continuamente te lo demuestra, vas a estar siempre convencida de que es así y de que no puedes dejar de intentar demostrar que, al menos un poco, vales la pena:
«Fritz se decía que debía de querer mucho a Else para aguantar lo que estaba aguantando. Else, por su parte, se preguntaba durante cuánto tiempo seguiría él aguantándolo.»
Y esto sólo se refiere a los llantos del bebé recién nacido de ambos.