22 de noviembre de 2017

Suecia

Cómo explicar a los demás por qué no me voy si no sé ni explicármelo a mí misma.

Por qué no me voy. Si estuve tan bien allí, por qué no me voy. 

No me voy porque hay algo que me ata aquí y, sí, tengo miedo a perderlo. No, no me ata: he sido yo quien, poco a poco y casi sin darme cuenta, me he ido agarrando. Puedo soltarme, pero no quiero, porque hace que estar aquí sea casi mejor que en cualquier otra parte. 

Quizá esté equivocada pero no estoy preparada para saberlo. Aún no. 

No me voy porque no sé a qué me iría.

No me voy porque ahora he aprendido que de lo que quiero huir no puedo escapar. Que me perseguiría, que me puede atrapar aquí o allí o en otro lugar. 

No me voy porque tengo miedo de que me atrape estando sola. 

No me voy porque tengo miedo. Me quedo, pero tengo miedo de quedarme.