8 de octubre de 2015

Atlas of Remote Islands


Cuando tenía 7 u 8 años pasaba el tiempo que me sobraba entre que terminaba de comer y la hora de volver al colegio pegada a un atlas que había encontrado en casa. De ahí saqué una extraña fascinación por Bielorrusia (alguna vez pedí a mis padres, sin éxito, que me llevaran allí de vacaciones), memoricé un montón de curiosidades y datos que olvidaría pronto (como el número de grandes aeropuertos que tenía cada país, porque en realidad yo ya quería ir a todas partes) y me aprendí los nombres de muchas de las islas diminutas que venían en las páginas al final del libro. Así que esto es un poco como volver a tener 7 u 8 años.