7 de febrero de 2014

Presentación

¿Qué se dice en la primera entrada de un blog? ¿Se presenta el contenido o se empieza a tratar ya ese contenido, sin ninguna explicación? ¿El autor habla de sí mismo? Como a mí todo eso de decir «voy a hablar de...» se me da fatal y ya hay un pequeño apartado a la derecha con algo de información sobre mí (información totalmente prescindible, eso sí), he decidido que la mejor manera de empezar con esto es con mi poema favorito. ¿Por qué? Porque sí. Y porque si ya en las habitaciones de hotel dejo estrofas de poemas, versos de canciones y citas de películas en los blocs de notas, no veo porqué no iba a poder hacer aquí lo mismo, estando más justificado. Y ya que cada uno saque las conclusiones que quiera de esto, pero bienvenidos a Earl Grey and Books


Se querían, Vicente Aleixandre
Se querían. 
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, 
labios saliendo de la noche dura, 
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? 
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas, 
a esa amorosa gema del amarillo nuevo, 
cuando los rostros giran melancólicamente, 
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos 
laten bajo la tierra y los valles se estiran 
como lomos arcaicos que se sienten repasados: 
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada, 
entre las duras piedras cerradas de la noche, 
duras como los cuerpos helados por las horas, 
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo, 
ondas que por los pies acarician los muslos, 
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando… 
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos, 
mar altísimo y joven, intimidad extensa, 
soledad de lo vivo, horizontes remotos 
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida, 
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro, 
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, 
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, 
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, 
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, 
metal, música, labio, silencio, vegetal, 
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.