16 de febrero de 2017

Octubre

lloré una noche en un coche porque pensé que no me querían. lloré en el mismo coche al día siguiente por la noche bajo la lluvia y pensé que moriría. pensé que moriríamos los dos y por un momento me alegré de no tener que seguir entonces de poder parar de que se acabara todo. pensé que menos mal morir con él.

lloré pensando que no me querían al tiempo que me ofrecían todo lo que quisiera para cenar y para ver en la televisión y me decían que no, que no me fuera, que me quedara una noche más y todas. y yo lloré más pensando en por qué la tristeza no acababa por qué me comportaba así por qué no era capaz de ser feliz.

y allí, en su cama, lloré porque sabía que en algún momento me odiaría por haber llevado la tristeza hacia él. y quitaría mis fotos de la pared o las dejaría porque, total, no es para tanto y yo pensé que tendría que haber muerto –yo– en la carretera bajo la lluvia o la nieve o en cualquier otro sitio hace ya muchos años.